31 ago 2010

Lagunas de Alcázar de S. Juan. y 2

El  complejo  lagunar  de  Alcázar  de S. Juan se formó debido al cauce  de  un antiguo río, posiblemente afluente del Gigüela. 
Hoy  se  mantiene  gracias  a   la lluvia y, sobre todo,  al agua que  vierte  en  ellas  la  E.D.A.R.
Sus   aguas   con  altas  concentraciones  salinas  permitían  el desarrollo   de   algunas   plantas  acuáticas. Hoy     debido  a  la   contaminación   de las  aguas residuales ha desaparecido por completo.Se  observan matorrales dispersos de vegetación palustre en  algunos  puntos  de  la  laguna  del  Camino  de Villafranca,  gracias a  las lluvias caídas este invierno, pero  han empezado a secarse al retroceder   el agua, como se aprecia en los juncos de la imagen superior.
Las lagunas de Alcázar al pertenecer a La Mancha Húmeda están incluidas en la lista del Convenio de Ramsar (Egipto)de Humedales de importancia internacional para las aves acuáticas.
Fueron declaradas Reserva Natural en 1999.
En la imagen superior se aprecia, comparándola con la segunda de la anterior entrada sobre este humedal, como en cuestión de una semana se ha secado una parte importante de la laguna y la importancia de estos humedales ya que una lámina de agua de apenas unos centímetros puede sostener una ingente cantidad de vida. Ecosistemas que con anterioridad a las intervenciones humanas eran capaces de regenerarse año tras año por poca agua que cayese.
La hipersalinidad de las aguas originales de este complejo lagunar no permitía el desarrollo de la vegetación palustre, como la triste y seca castañuela que se observa en el primer término de esta imagen. El hecho de que la composición de las aguas que  se mantienen en las lagunas haya cambiado ha permitido que en la laguna de la Veguilla, gracias a la intervención de los técnicos de Medio Ambiente y debido a la atención  que requiere un lugar protegido, se encuentre cubierta en gran parte por vegetación palustre: carrizos, eneas, juncos, lo que permite que muchas aves acuáticas puedan nidificar en ellas y por tanto residir. Lo desconcertante de este asunto es que esa laguna hoy está completamente seca, ya que es una medida que se toma para evitar fuertes brotes de botulismo. 
La vegetación marginal original si presenta las condiciones idóneas de conservación formando praderas que resultan reconfortantes de ver entre tanto tono pajizo. La sarcocornia perennis, salicornia ramosissima, suaeda spicata, suaeda splendens, salsola soda,  son algunas de las plantas más comunes en este tipo de suelos que bordean las lagunas salinas.
El tarro blanco es una anátida que se observa con facilidad en la única laguna de las tres que componen el complejo (la Veguilla, Camino de Villafranca y las Yeguas) que este verano tiene agua.
Pasear por los caminos que circunvalan estas lagunas resulta muy gratificante. Según la luz del sol el agua resulta cristalina hasta parecer pura, según desde donde sople el viento el ambiente que se respira hace sentir la naturaleza en su estado más inalterado. Hasta que uno se topa con que la luz nos estaba engañando y la pureza del agua se torna en balsas de elementos putrefactos que desprenden un olor que cuando el viento los lleva hasta nuestro olfato termina rompiendo el hechizo y poniendo en nuestro rostro  un gesto de rabia y tragedia.